Última y lamentablemente, se han producido acontecimientos en distintas ciudades de España, en los que se ha recriminado a ciertos servidores públicos relacionados con la seguridad ciudadana su presencia en actos sobre Formación Ocupacional, como fue el caso del Ejército. Curioso en un país donde las cifras de paro son especialmente altas entre los jóvenes y no se debería descartar otro tipo de formación académica profesional como bien podría ser la militar.

El rechazo social sistemático a hacia palabras como ‘ejército’, ‘policía’, ‘mossos d’esquadra’, ‘ertzaintza’ o en menor medida ‘bomberos’, demuestra un completo desconocimiento hacia la labor de un colectivo que en su jornada laboral pone en riesgo su seguridad para garantizar la de los demás. ¿Con qué valores estamos relacionando actualmente los uniformes?, ¿no deberíamos superar ciertos mitos y estereotipos del pasado? ¿o resulta que no es cosa del uniforme sino de la persona o grupo que lo lleva puesto?

En este sentido, curioso es el caso de algunos concejales que cuando no tenían un cargo público llevaban a cabo una labor activista a través de escraches a políticos en las puertas de sus casas, alegando el derecho a la libertad de expresión. Y ahora, cuando sufren manifestaciones legales de los cuerpos de policía por la lucha de sus puestos de trabajo, los califican como ‘actos de acoso’ y solicitan considerarlo ‘delito’. Una vez más populismo de exclusión y demagogia.

Última y lamentablemente, hemos sido testigos de actos terroristas en distintos lugares del mundo a través de nuestras pantallas y dispositivos móviles. Hemos visto gente pidiendo auxilio y huyendo de terroristas, pero también hemos visto Fuerzas y Cuerpos de Seguridad socorriendo a los necesitados, enfrentándose a los terroristas y en ocasiones hasta han perdido la vida. Efectivamente, la labor de estos servidores públicos de garantizar la paz del Estado de Derecho para que nuestros valores, principios y libertades se mantengan, no es cuestión de un sueldo sino de una vocación que merece un mínimo de respeto. Por ello, invito a todos los ciudadanos a meditar, reflexionar, valorar y dignificar la existencia de los cuerpos de seguridad, su labor y sobre todo, su necesidad.

Francisco Muñoz